miércoles, 30 de octubre de 2019

Chapitas (Hecho ficticio basado en la vida de todo quisqui)

- Ya me jodería.
- ¿El qué?
- Pues eso, que mis padres me usaran como cartel publicitario de su esnobismo progre.
-No sé de qué hablas.
-¿De qué va a ser? Del niño pequeño ese que acaba de pasar con sus padres, el que llevaba la camiseta con el puño feminista.
-Era una niña.
-Oh.

...

-Lo sigo manteniendo¿eh? Ya me jodería.
-Vale.
-Pese a la ironía.
-Muy bien.
-Porque tienes que admitir que ha sido bastante irónico.
-¿Dónde vamos a comer?
-Pero pese a la ironía, creo que mi comentario sigue siendo válido.
-Quiero pizza.

...

-Es que me jode mucho, ¿sabes?
-¿El qué?
-Pues la gente, que parece que necesita ir predicando por ahí sus virtudes.
-Ya.
-Y encima no sólo quieren que te enteres, sino que las compartas. Ni siquiera puede tener uno sus propias ideas ya y así no se puede. Esto es una democracia.
-Sí.

...

-Y que conste que no tengo nada contra las feministas ni nada de eso. Ni contra los catalanes ni nada. Pero es que llega un punto ya que.
-¿Tienes fuego?
-¿Para qué?
-Para prenderme.


domingo, 13 de octubre de 2019

Comida familiar

Pertenecía a una generación sin plazas. Sin de ochos a cincos y sin jornada de verano. Llegó demasiado tarde para la fiesta y demasiado pronto para la debacle. Su única pasión eran los vídeos de retos de ingestión rápida en Youtube y últimamente ni siquiera eso le calmaba la sensación de indigestión existencial. Se compadecía de sí mismo, pero no lo suficiente para desahogarse. Vivía con la esperanza de que el siguiente vídeo que le trajera el algoritmo fuera el que le cambiara la vida. 

Le dijo a su abuelo que quería ser influencer y su abuelo le cruzó la cara de un guantazo, sin quitarse el anillo ni nada. Justificó la tremenda hostia con voz ronca y áspera, como rota: "Te he dicho mil veces que a mí las cosas claras". A los primos lejanos, sentados al otro lado de la mesa, les llegaba la boca al suelo. Miraban a su padre, desconcertados. Éste intentaba fabricar su gesto de desaprobación mientras se le escapaba una lagrimilla de nostalgia. Pensaba: "¡Qué fácil era!". Y le venía todo junto: los traumas de una infancia sin explicaciones y las alegrías de una vida de caminos bien señalizados. ¿Acaso no es eso lo que todos queremos?