lunes, 4 de septiembre de 2017

Esto no es una jaula.


La gente se va a la cama pensando en mi, intentando adivinar lo que estoy haciendo en ese preciso instante. Ven doble en la oscuridad borrosa y lloran por dentro, porque las alturas dan más miedo cuando se ve el suelo. Pero se está calentito ahí arriba. Recuerdan mi mirada tragicómica y no saben si han visto a Dios o a un amigo infiel. Mi jaula es su casa y su cárcel, pero siempre están invitados. Limpio los restos de mierda y orín para darles un sitio donde sentarse. Nunca dudan, porque dudar es hacer, aunque a nadie le guste admitirlo.

Algún día escribiré una canción que se llame "Me dan miedo las alturas pero no quiero bajar porque se está calentito". Tendrá un estribillo pegadizo y hablará de barrotes y de esquinas polvorientas. Va a salir en la radio, justo después del informativo matutino, o el de la tarde, lo mismo da. Llamarán discográficas, cadenas de televisión  y casas de libros. Cantaré en playback y beberé champán directamente del ano de Paris Hilton. Algún día aplaudirás cuando salga en la tele y me rasque la nariz delante de tus hijos.


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