viernes, 20 de diciembre de 2019

Lou Reed era español

Lou nuestro
que estás en Manhattan,
santificado sea tu Walk on the Wild Side; 
venga a los españoles tu voz ... / p.197

Hay libros que merece la pena comprar sólo por el título. Yo por eso quería tener este, por su título y por tener a Lou Reed vestido de flamenca en mi estantería. Un Lou Reed como el del mítico "Transformer", con cara de Frankenstein, en blanco y negro. ¡Pero con una peineta! No sale en el libro con la guitarra, pero yo me la imagino, con los bordes de colores. Y Lou por seguiriyas. Olé. 

Así de frívolo soy. Me gusta la idea más que el libro en sí. Ya querría yo amarlo tanto como Manuel Vilas lo ama. Rezarle así como le reza él, pero se me da mal rezar. Bueno, en realidad sí rezo, pero a escondidas, porque me da pudor la idolatría. No admitiré, por lo tanto, que rezo a veces, pero Vilas sí que lo hace. Y de qué manera. 

...hágase tu música
así en España como en el mundo.
Danos hoy
nuestra entrada gratuita a tus conciertos.../ p.197

Este libro es una carta de amor escrita aún con lágrimas en los oídos, apenas unos años después de la muerte del ídolo al que se pasó media vida persiguiendo por la península. Es una elegía española al hombre vestido de cuero, americano, lo antiespañol en resumen. Una contradicción en sí misma. Como lo fue que los tecnócratas crearan la clase media que luego les daría la espalda. Hombres de blanco que amaban la idea de pureza y que crearon la clase media que amaría al hombre de negro, el cual cantaba sobre heroína y jodienda. Amaba lo puro el último también, pero de otra manera. 

Perdona que en la heroína España
pirateemos tus discos,
como también nosotros perdonamos,
los millones de dólares que te llevaste
de nuestros hispánicos bolsillos... / p.197

Es una contradicción también, que Lou Reed coexistiera en el mismo espacio temporal con Julio Iglesias y con Suárez y con Calvo Sotelo y con el rey de España. Vilas la describe ese sinsentido de líneas temporales incompatibles de manera magistral, y quizás sea eso lo más interesante del libro, porque aparte de otras muchas cosas, este libro es un ensayo-ficción-poesía sobre la España que aprendió a amar el cuero. Por eso es, a su manera, algo profundamente nuestro, aunque el tío que lo protagoniza viviera en Manhattan y saliera con Warhol a meterse de todo y no tuviera ni idea de la diferencia entre Madrid y Barcelona. 

Es una excusa, en realidad, para hablar de nuestro país. O quizás no. Quizás Manuel Vilas sienta un amor por Lou Reed que está inexplicablemente ligado al que siente por su país. Porque Manuel Vilas ama España, con toda su alma. Franco también la amaba, pero de manera diferente, quizás porque no conocía a la Velvet ni a Warhol ni a Bowie. Estaba desfasado, el pobre. Esta es, en cierta manera, la historia de cómo España cortó con Franco gracias a Lou Reed, porque le ponía más. Decir eso, claro, es lo mismo que no decir nada. Inclasificable es la palabra, aunque no diga nada tampoco. Ni siquiera sé si me ha gustado. Ni siquiera sé qué mierda he leído aún. Puede que quiera más, pero en realidad no lo sé. Mañana os cuento.

...no nos dejes caer en la tentación
y líbranos del gilipollas de Jim Morrison.

Amén. / p.179




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