martes, 7 de enero de 2020

I THINK


Four, skate, four, skate!

Qué swag. Pupum ka, pumpum ka. Sonido estático, como una alfombra rugosa de ruido, y de repente te mete un bajo como un abejorro de gordo. Va añadiendo capas, sin prisa. Entran arpegios simples, arpegios de alguien que no ha estudiado música en su vida y aún así la entiende como su lengua materna porque ha mamado todo el soul y el rnb y el hip-hop que te puedas imaginar. Porque es un obseso del sonido. Los sintetizadores son cutres, a más no poder. Pero no pasa nada porque se aplican otras normas: las de su universo. Sin que te des cuenta te ha metido en él, sin pedirte permiso.


Me gusta pensar que si hiciera música sonaría como Tyler, salvando las distancias. Me identifico con su empanada mental. Él la pinta con música, como un pollock negro lanzando sintetizadores de sierra a la pared. Cabreado. No. Confuso. Virgen Santa qué maravillosa confusión, qué paisaje impresionista. Si lo miras de cerca no tienes ni puñetera idea de lo que se representa y tienes que mirarlo - en este caso escucharlo - dos, tres, diez veces más. Viva Tyler. Mientras escribo esto escucho "I THINK" y me dan ganas de abandonar cualquier norma establecida de comunicación, de imaginarme mi propio idioma como él y de mesijo canupitre rocoteri masinello.

I Think I've fallen in love
This time I think is for real


Lo canta Solange. Me los imagino en el estudio y se me cae la baba: balanceándose, en trance, cantando algo tan simple al ritmo de algo tan difícil de asimilar, porque suena a basura si uno no se introduce del todo. Hay que dar el salto de fe para comprenderlo. Meterse en la canción como el que se zambulle en un barreño de natillas (Tyler sabe a natillas) y nadar y gritar y comer galletas y romper cristales con un bate y enamorarse.

Tremenda manera de combinar violencia en el ritmo y dulzura en la música. Maravillosa confusión de artista enamorado. Habla sonidos que no son necesariamente música. Son reflejos estéticos de un mundo que sólo él comprende. Su creación artística, que es visual y textil y otras muchas cosas aparte de musical, es un universo de recursos infinitos. Por eso suena tan alienígena y tan cercano. No es que sea de otro planeta sino que vive en él, en el suyo propio. Todo lo que produce son souvenirs de ese mundo suyo, inaccesible.
Póngame diez.



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